Regalos de Reyes.

Este año en casa no va a haber regalos de Reyes. Y no me produce ninguna tristeza, al contrario.

Tras años de bonanza, cuando miró hacia atrás, creo que he sido demasiado materialista, demasiados caprichos, demasiada tecnología, exceso de juguetes. Si, mea culpa.

Y mis hijos me han dado una enorme lección. Siempre les he dicho que he aprendido mucho de ellos y con ellos. Me han vuelto a sorprender.

Están al tanto de las vicisitudes económicas que la crisis nos está proporcionando a todos.

Han decidido invertir su presupuesto para regalos en adoptar a un gatito. Así, sin despeinarse lo más mínimo.

Cada día les admiró y les quiero más.

 

La Verdad.

" Di la verdad aunque sea amarga. Di la verdad aún contra ti mismo"
(Frase atribuída a Mahoma)

No vivas dando explicaciones.

Tus amigos no las necesitan, tus enemigos no las creen y los estúpidos nunca las entenderán

Gracias, Minnie.

Gracias, Minnie, mi chiquitina, por estos 19 meses juntas.

Esta mañana te has ido y yo no lo esperaba, por mucho que las señales avisaran y mi intuición me asustara...

Llegaste a casa un 8 de diciembre y te convertiste para mí en un bálsamo para mi depresión. Estar contigo siempre suponía sorpresas, sonrisas, ternura, juegos....

Tu, tan pequeñita, tan menudita, me conectabas con la realidad, con tu realidad, y lograbas que me olvidara en muchas ocasiones de tristezas y negros pensamientos.

Me encantaba verte dormir, se me olvidaba el mundo sintiendo tu respiración pausada y calmada, sentía la misma paz que cuando observaba el sueño de mis bebés.

Me hiciste partícipe de un ritual que tu me demandabas casi todas las mañanas. Te subías en el mueble de la entrada, me mirabas y comenzabas a maullarme. Entonces yo me acercaba, agachaba la cabeza y tu me olías el pelo, la cara y, a veces, me dabas un lamentón en los ojos...luego frotabas tu cuerpecito y ya te quedabas tranquila, me dejabas ir.

Casi todas las mañanas, cuando terminaba mi trabajo en casa y me sentaba en la cocina con mi iPad, eras tú la que se acercaba como fiel guardiana y te sentabas a mis piés, hasta que poco a poco iba llegando el resto de la familia. Por supuesto, eras la primera en saber que alguien iba a abrir la puerta de casa y en salir al trote a recibirlo.

Cuantas y cuan pocas mañanas de invierno juntas....y qué poco te gustaba que limpiara! Te apoderabas del recogedor, eso sí, sin importarte si estaba lleno o vacío. Había que vigilar que no te bebieras el agua de fregar y odiabas profundamente al mocho... Cuantas veces "hicimos" mi cama (nuestra cama) juntas: yo estirando por un lado, tu yendo a la caza de mi brazo o dejándote cubrir por cada capa de sábanas, mantas y edredones.

En todos estos meses has sido una gatita ejemplar. No recuerdo que rompieras nada. Ahora sí, ahora me has roto el corazón al irte, pequeñaja.

Me has regalado muchas cosas en este tiempo, Minnie, mi chiquitina, muchas, y me dejas un vacío muy grande. Demasiado grande.

No se escribir lo suficientemente bien como para describir lo bella que eras, lo suave, lo dulce...

Sabía que te quería, pero no que fuera tanto....

Habitas ya por siempre en mi corazón, mi niña, mi pequeña, mi cielo, mi Minnie.

 

No somos nación.

Pienso que la naturaleza humana se deja ver mejor cuanto más duras son las circunstancias que nos envuelven.

Vivimos inmersos en una crisis que viene provocada por un amplio grupo de situaciones multifactoriales.

Seguramente nos estamos quedando con la cara amarga de las consecuencias de la crisis, que se nos relata día a día dejando tras de sí el sabor del fracaso y, sobre todo, de la incertidumbre sobre la posibilidad o no de seguir sobreviviendo, de hasta qué punto y hasta cuando las cosas seguirán empeorando.

La crisis ha dejado con el culo al aire, del todo por primera vez, a la clase política en pleno. Nos ha permitido observar como no importa el partido, ni la vocación de servicio social ni nada que no sea blindaje en la poltrona a costa de mentiras, medias verdades, nepotismo y, si se puede, mano en caja ajena.

La paradoja territorial que vivimos nos hace asistir, a mí estupefacta y airada, al bochornoso espectáculo del "ytumás", "yonohesido" y "recortoportucurpita" que se repite entre Madrid y Andalucía. Los mismos perros y los mismos collares.

Y con todo, nuestros políticos no vienen de Marte (aunque en ocasiones tenga serias dudas), se generan (¿O degeneran?) en nuestra propia salsa patria. De manera que en esta España cainita cada uno de nosotros debería entonar el mea culpa y tratar de detectar que es lo que puedo hacer yo, qué puedo aportar. Difícil....

No somos Nación, no. Nos avergonzamos de nuestra bandera, sólo la aireamos en acontecimientos deportivos, nuestro himno es el "lololo" cuando ganamos al fútbol, atacamos al Rey a la mínima ( también ha habido máximas...).

Nos falta empatía para con quien viaja a nuestro lado, somos ombliguistas, individualistas y bastante envidiosos. Tendemos al mínimo esfuerzo y a estrujar la teta del papá Estado...y así nos va.

Entre unos y otros, España está desmantelada tras años de buenismo, de dinero fácil, de chollos y créditos a todo trapo... Para ir a la Feria, para el Rocío, para el apartamentuqui en la playa...ayuda para gafas ( con dos sueldos, ojo), ordenadores gratis (cuando en casa hay dos más y tres televisores), etc, etc y un cansino más etc.

No nos queda otra, creo yo, que hacernos ya "mayores", ser conscientes de que vamos en el mismo barco que es España y renunciar a lo supérfluo, además de trabajar más y mejor.

 

Jon Ronson y la psicopatía.


Una interesante entrevista, no tardaré en en adquirir este libro.

http://www.lavanguardia.com/lacontra/20120326/54276959482/jon-ronson-cierto-capitalismo-recompensa-psicopata.html


Cómo sé si soy un psicópata?
¿Se siente usted superior a los demás?

Hombre, no soy gran cosa, pero cuando me comparo...
Un psicópata no necesita compararse: está íntimamente convencido de ser mejor que los demás; puede fingir humildad para conseguir poder, pero se sabe superior.

¿Cuánto mejor?
Mucho. Son megalómanos y ególatras.

Pues los grandes egos aburren.
Los psicópatas son seductores y divertidos: de un atractivo superficial, cierto, pero nada empalagoso. Los que se aburren suelen ser ellos: enseguida se cansan de todo. Es otro modo de distinguirlos.

¿Cómo?
Actúan a ráfagas: no piensan a largo plazo. Suelen apasionarse por relaciones intensas y breves: enamoran y se enamoran rápido de amigos íntimos; de grandes amores; de obsesiones... Y luego las cambian rápido.

¿Por qué le interesan tanto?
Porque influyen en nuestras vidas. Hay un capitalismo -responsable de las subprime- que recompensa rasgos psicópatas, como la búsqueda de ganancia sin límites a corto plazo sin importar los perjuicios que tu beneficio ocasione a los demás.

Los "demás" son daños colaterales.
Es el rasgo distintivo del psicópata: no siente nada por los demás, pero sabe fingirlo.

¿Nombres?
Hombre, si yo me dedicara ahora a etiquetar a la gente sin más, sería un psicópata.

Usted ha conocido a muchos.
Recuerdo a Toto Constant, un líder de los escuadrones de la muerte de Haití...

Auténticos carniceros.
Simpático y encantador. Llegó a confesarme -y casi le creo- que le importaba mucho lo que pensara la gente de él y que hacía cualquier cosa para ser querido.

¿Estaba mejorando?
Me he convertido con la ayuda de mi mentor, el doctor Robert Hare, autor de la Escala de calificación de la psicopatía revisada, en un detector de psicópatas. Por eso, ya sabía que un psicópata siempre se revela cuando le atribuyes alguna debilidad.

¿Con la escala Hare basta?
El doctor es un sabio, pero su trabajo ha deshumanizado en parte a los psicópatas. Mi experiencia prueba que son muy humanos y podemos detectarlos en todas partes.

¿Y Toto se delató?
Le pregunté si "necesitaba" que los demás le quisieran y se delató: dijo que se esforzaba en ser querido porque "es más fácil que los que te quieren hagan lo que quieres".

¿Usted cómo sabe que no es psicópata?
Porque tengo ansiedad y sentimientos de culpa, y soy muy inseguro y hago casi cualquier cosa para sentirme querido.

Como muchos de nosotros.
Porque no somos psicópatas. El psicópata no siente ninguna ansiedad, y mucho menos culpa. Se siente a gusto consigo mismo sin necesitar a nadie. Por eso son tipos que exhiben una pasmosa serenidad siempre.

El gran atributo del líder: cabeza fría.
Por eso los psicópatas llegan a ser buenos banqueros, empresarios, políticos... Pero son pésimos artistas y escritores.

¿Por qué?
Sin empatía no puedes explicar a otro ser humano. Un psicópata puede mandar, engañarle, asesinar en masa a los demás, pero nunca llegará a desentrañar cómo somos.

¿Trump? ¿Murdoch? ¿Berlusconi?
Los forjadores de empresas de toda una vida no suelen ser psicópatas. Más bien se trataría de seres de fulgurantes ascensiones y -si tenemos suerte- de estrepitosas caídas.

Y no sólo capitalistas: ¿Stalin? ¿Hitler?
Cuanto más poderosa es una jerarquía y cerrada su sociedad, más fácil se lo pone al psicópata. Para detectarlo, investigue su infancia y hallará episodios de crueldad insólita con los débiles: sean otros niños u animales.

¿Los psicópatas se llevan bien?
Suelen pactar entre ellos con éxito, porque se entienden y respetan más que a los demás humanos, a los que consideran inferiores por su debilidad, que es preocuparse por lo que sienten o piensan los demás.

¡¡¡Si confesar debilidad es liberador!!!
¿Verdad? Yo no podría vivir sin confesarla.

¿Cuál es su detector de psicópatas?
Utilizo los 20 rasgos de Hare. Para ser psicópata, hay que cumplir por lo menos 16.

¿Pero todos somos algo psicópatas?
Es un espectro difuso y todos más o menos respondemos a algunos rasgos, pero en algún punto de la escala se produce un salto incremental en el que ya eres psicópata.

¿Cuál?
La justicia norteamericana apunta al grado 30 y la británica es más estricta y ya considera el grado 28 psicopático.

¿Más rasgos?... ¡Me estoy aficionando!
Promiscuidad sexual...

¿En fantasía o en acto?
Al saberlo, yo pensé: ¡pero si han sido mis momentos y recuerdos más felices!

¡...!
Momentos... No obsesiones. Es diferente.

Un solo rasgo no hace al psicópata.
Les encanta la fama y figurar, y figuran sin esfuerzo. "Fotos, no, gracias", pero al día siguiente están en todas las portadas. Y al fin consiguen que edificios, bibliotecas, calles, fundaciones lleven su nombre... ¡en vida!

De muerto se te perdona el éxito.
Son esos poderosos que besan niños y acarician perros y corren luego al aseo a lavarse. Si se fija, los detectará.

Del perdón y la inocencia.

A lo ya largo de mi vida, me ha tocado vivir situaciones en las que el concepto de "perdón" se deformaba en aras de beneficiar, de alguna manera, al ofensor y olvidando al ofendido, al inocente.

Concibo el acto de perdonar como una opción que se le presenta a la persona lesionada, no como una obligación sobre la que quepa presión alguna.

Recuerdo, con dolor y estupefación, una situación de la que fuí testigo: una persona muy querida por mí comunicó a su hermana un hecho delictivo (ampliamente documentado)cometido en su persona por parte del marido de ésta.
Lejos de ser creída y consolada o apoyada, esta mujer tuvo que enfrentarse a la exigencia de su hermana de que perdonara a su marido. Doble dolor....
Y no, no puede ni de debe perdonar a través de terceros, dando un cheque en blanco al agresor que, lejos de reconocer cara a cara los daños causados, niega cualquier acusación y propósito de enmienda.

Viví otra situación en la que a mí se me pedía que perdonara yo a un adulto que había lastimado a uno de mis hijos: no lo hice, yo no puedo perdonar en nombre de un tercero y, menos aún cuando se trata de un menor inocente al que debo proteger.

Hay personas que invierten la carga de la prueba, que exigen el perdón y juzgan y condenan al que no lo otorga.
Y con ello, quizás sin darse cuenta, duplican el dolor del ofendido: del inocente.