Santo, de Martín Berasategui.



No me puedo quejar de mis recursos, voy bastante bien pero, a pesar de ello, nunca hubiera imaginado poder cenar en un restaurante avalado por SEIS estrellas Michelín.
Avalado por Martín Berasategui, nada menos.

Tuve la suerte de que me invitaran a cenar en Santo y me duele, por la compañía y la invitación, la decepción más absoluta. A pesar de que el precio es asequible, no repetiría la experiencia.

Por una parte, analizando lo que es el Hotel EME (donde se ubica el restaurante Santo, "by Martín Berasategui") como reconstrucción y decoración, a pesar de mi gusto clásico, es impresionante.
La ambientación está muy lograda, se transmite silencio y tranquilidad. Me chirrían un poco las plantas y flores artificiales, en mi casa las tengo más logradas, lo siento. Parecen compradas en un chino de urgencias.
La terraza del último piso, inigualable por las vistas, te topas de golpe con la Giralda en una perspectiva única e impactante, muy recomendable.

Llegamos a la mesa. Te invaden camareros, maîtres y todo tipo de servicio excesivamente servicial, que interrumpen conversaciones continuamente.
Resultaba un tanto surrealista, primero te comentaba el que se encargaba de lo que querías beber, todo muy largo y tedioso, luego el que te explicaba los menús disponibles, luego el de la bandeja del pan, luego...ufff, demasiado.

Bien, comienza el desfile gastronómico.

Primero te ofrecen, en una bandeja de madera rústica, tres tipos de pan: blanco, de pipas y multicereales.
Elijo el blanco, es una pequeña bolita con miga sin aire y sabor anodino, corteza no demasiado crujiente. No repetiría. Los demás panes no los probé, pero nadie dijo que estuvieran especialmente ricos.

A continuación, aparece un camarero que, con mucho trabajito, porque no cabe, planta una bandeja de loza blanca en medio de la mesa, que contiene cuatro latas de conserva.
Con más trabajo aún, y sin lugar casi para hacerlo, destapa cada lata intentado que las tapas quepan en la bandeja, literalmente tirado encima de los comensales.

Cada lata contiene UN mejillón en escabeche de la casa.
Ridículo. No lo probé porque sólo me gustan los mejillones de lata, pero a los demás les pareció de lo más corriente.

Ya hemos elegido menú, el ligero, todos con lubina excepto yo, con carne.

Nos distribuyen unos cubiertos extrañísimos, de casi 40 cms de largo, cuchara, tenedor y cuchillo. Lo curioso es que de los cuatro, a dos nos los sitúan todos a nuestra derecha y a los otros a su izquierda...¿?

Tenemos delante un plato de salmorejo, decorado con huevos de codorniz y lonchas de jamón ibérico. El salmorejo está rico, correcto, con un punto de frescura especial, pero he probado muchos mejores.
Atacamos las enormes lonchas de jamón como podemos, doblándolas, muy incómodo, nadie se dió cuenta del cuchillo y tenedor. Hubiera sido mucho mejor servirlo más troceado.
La cucharilla de diseño era imposible, imaginaros un cilindro cortado a la mitad, no había manera de saborear el salmorejo, la mitad de la cuchara quedaba llena y los labios se deformaban...
Afortunadamente I. pidió que nos pusieran cucharas normales...

Mi plato de solomillo lucía tres medallones con sal maldon en el centro.
Incomestible.
Los habían sellado tanto por fuera que resultaba una corteza seca, dura, inmasticable y totalmente sosa. Sólo al llegar al centro del medallón se encontraba un trozo de carne jugoso y al que le llegaba la sal.

El postre es el que aparece en la mala foto que he subido (sorry, no domino mi cámara nueva).
No era redondo, el caldo estaba muy rico, pero algunas de las frutas tenían semillas ácidas y muy desagradables al masticar.

Por otra parte, los caminos de mesa creo que eran de hilo o lino, resbalaban a cada movimiento...

Me da pena escribir esto, pero lo que para mí era la ilusión de comer "de la mano" de un seis estrellas, se trocó en un magnífico rato con mis acompañantes y una absoluta decepción culinaria.

Gastronium o Abades Triana le dan mil vueltas.

¡Que alguien avise a Berasategui de lo que ocurre en Sevilla¡¡

(Ey, no es caro-caro, 55 euros, pero yo no vuelvo ni gratis)