Se llama T.

Hace años que disfruto del tapeo de un bar tan cercano a mi casa que si me tiro desde mi balcón caigo directamente en la silla del velador con la cervecita puesta, aceitunas incluídas.
El trato es excepcional, por agradable, servicial y familiar.
Lo regenta un matrimonio que tiene cuatro hijos, la pequeña una niña.
Nos atienden como clientes, siempre con la sonrisa, la palabra amable y justo el vaso que a ti te gusta, la salsa para quién la quiere, y el punto de la carne a gusto de cada cual. Nos conocen.
La niña se llama T.
Tiene ojos de carbón, de negros y profundos, de facciones preciosas, del tipo de Boticcelli. Pudiera pasar por el rostro de cutis moreno y perfecto de una madonna italiana. Hace unos días tiñó su melena negra con colores de adolescencia, morados, chocolates, pero no se deja llevar por ninguna otra extravagancia.
Desde hace unos meses el pater familia está enfermo, es T la que se encarga de pasear su cuerpo entre las mesas, con lentitud, mirada triste o airada, pero siempre sonriendo al cliente, a nosotros...
T aparenta unos 20 años, es alta y gruesa, pero parece lenta y sin vida.
Hace menos de un mes supimos que tiene 15 años.
¿Que hace una niña sirviendo mesas?
Me extrañó, pero no le dí mayor importancia, todo parecía en orden.
Hasta que T nos hizo un regalo inesperado y envenenado: su confianza.
Comenzó por preguntarnos por un buen Instituto.
Y acabó por detallarnos el infierno que es su casa y su familia, los malos tratos que recibe su madre de su padre, la caída por las escaleras al intentar defender a la madre, el trimestre perdido sin escolarizar....
Al principio de su relato, su padre estaba un poco "mal de los nervios", al final su padre es alcohólico que consume una botella de wisky al día y no menos de 30 cervezas...y pega, insulta, a menaza...
T se duerme todas las noches entre llantos, dice que no puede más.
Desde los 7 años, cuando su madre se rompió los dos brazos (a saber como), se encarga de la casa y de hacer la comida para el bar. Pero claro, no aprueba porque "no le gusta estudiar".
Quiere aprobar lo justo para montar su peluquería, cuando habla de esto su carita se transforma, se ilumina..
Esta niña es ahora mi responsabilidad. Una enorme losa de responsabilidad muy dificil, pues ella no quiere que les pase nada a sus padres, no para de repetirlo.
Y sus padres, por mucho que a mi me caigan muy bien y nunca me hayan hecho mal alguno, al contrario, deberían estar en la cárcel.
He podido contactar con una asociación de ayuda, le he pasado el teléfono esta mañana informándola de todo lo que he sabido, y T aún me preguntaba...pero a mis padres no les va a pasar nada, verdad??