Privado.

Me gusta esta palabra.
Sugiere intimidad, protección, individualidad.
Por contra, también evoca exclusión y clasismo.
Sin embargo, no podía preveer que esta palabra fuera a significar para mí, en los dos últimos meses, el sintónimo de "acoso".
Y es que alguien que debe tener mucho tiempo libre, mucha pasta gansa para tirarla en el móvil propio, va llamando a mi propio móvil escondido en ese "número privado" que a mí se me va antojando más siniestro a medida que aumenta el volumen de llamadas, aunque afortunadamente no es muy alto ni intespestivo.
Comenzó un día, una llamada, y yo contestando "Si? Si?".
Silencio absoluto al otro lado.
Vale.
Las llamadas se iban haciendo más frecuentes, nada alarmantes, siempre a distintas horas.
Si no descolgaba, no paraba de llamar.
Opté por descolgar sin decir nada.
Se ve que le ha debido gustar, pues llama más seguido, a diario, y hoy se ha estrenado con dos llamadas, mañana y tarde.
Ya es una molestia que no tengo porqué tolerar.
Así que antes de ponerme en contacto con mi operadora para que me restrinja llamadas con numero oculto, daré cuenta a mi hermano, abogado, y a la Comisaría de Policía que tengo al ladito de casa.
Es
algo que no me explico, en serio, no creo tener ni enemigos ni admiradores, ni gente de 15 años tan boba como para hacer este tipo de cosas.
M
e da coraje, pero admito que ha conseguido molestarme y mosquearme.
Pero no se va a salir con la suya, no no....
(Se admiten ideas¡¡)