Plástica

Llega el fin de curso.
Primero de ESO, curso tan temido, buenas notas, más que buenas durante todo el año, una niña (aún lo es a sus 13 primaveras) que se esfuerza, a pesar de su buena materia gris.
Trabaja, estudia, es el bicho raro de la clase, la que "losabetodo" (que aburrimiento, dirán sus compis).
Pero ella no ceja, en casa tiene el apoyo necesario, ya le han dicho sus padres que ser hoy día bicho raro es esforzarse y quemar metas para ser feliz, para aprender, para crecer por dentro.
Es lista y fuerte, lo asume y se lo trabaja.
Le duele, pero tira para adelante, se crece, pero sobre todo, vive...tranquila, a su ritmo, disfrutando de lo que viene, huyendo de lo que no le va...vive y madura...todo un logro.
También es sensible y es niña aún.
Por eso no le cuadra un 9 en Ciencias, un 8 en Matemáticas, etc, con un 4 en Plástica.
Ha llorado, ha sufrido, no entendía nada.
Ella, que en 3º fué tan exigente con ella misma que le tomó pavor a dibujar, que lo superó, que aprende óleo de mi mano y que este año era felicitada por sus compañeros por las buenas láminas que presentaba...ella...un 4...y muchas lágrimas.
¿Qué pasó, cielo? ¿de verdad trabajaste bien?
Si, mami, de verdad.
No pasa nada.
Pasa que la Profesora se hartó de corregir, pasa que la delegada no entregó determinadas láminas, y pasa que no importa porque en las notas finales estará aprobada.
¿De verdad no pasa nada????