Crisis, según Albert Einstein.



"No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo.

La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países porque la crisis trae progresos.

La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura.

Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar "superado".

Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones.

La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia.

El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones.

Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos.

Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia.

Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo.

En vez de esto trabajemos duro.

Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer luchar por superarla."

En manos de ángeles.

Recortes para transplantes.

Leo este artículo y...me dan ganas de llorar, en serio.

Este tema me toca de bastante cerca, nos roza a todos, en realidad.

He tenido el privilegio de conocer muy de cerca a tres personas que, con su esfuerzo, sus estudios y su dedicación, se convirtieron en esos ángeles especiales dentro del mundo de la medicina que salvan vidas transplantando.
Aún recuerdo a uno de ellos, cuando comenzaba su formación, narrándome lo difícil que le resultaba cambiar el chip cuando tenía que extraer un órgano y tenía que cortar la vida. Artificial, si, pero vida, al fin y al cabo. Y lo hizo.
Algunos tenían que superar su miedo a viajar en helicóptero, a cualquier hora del día o de la noche y en cualquier circunstancia climática. Y lo hicieron.

A estos ángeles de manos prodigiosas lo de la conciliación familiar les daría la risa, siempre disponibles. Los tres eran padres y maridos estupendos, pero tenían que renunciar a una buena parte de su vida familiar. Y lo hicieron.

Jamás dejaban de estudiar, siempre al día, por supuesto en inglés, para captar los últimos avances.

Uno de ellos llegó a dirigir un hospital público, pero por amor al arte, por intentar mejorar las cosas. Su única condición fue que le permitieran operar al menos, una vez por semana. Y lo hizo.

Dicen que sólo recortan medio millón de euros. Sólo. A todos los niveles, incluyendo formación.
Me parece un error brutal.

Cuando B.  se fue con sólo 17 preciosos años de vida, todos los recursos estaban disponibles. Desgraciadamente no pudo ser.
Cuando C.V.  se marchó a los 18, al menos tuvo la esperanza de dos años de lucha, gracias a los donantes y a sus médicos. No faltó ese medio millón.

No me gusta ser agorera, pero me pregunto que pasará cuando esa subvención se reduzca.

Que tristeza, parece que hoy en día ya se pueden recortar las alas hasta a los ángeles.


Cookie.

 

Cuando Minnie se marchó al cielo de los gatunos, perdí toda esperanza de volver a disfrutar de un gato en casa.

Elaboré mi duelo personal imaginándola dormida en mi corazón, eso ayudaba. Y también me propuse ver las "ventajas" de no tener mascota...alguna encontré, pero se sostenían muy débilmente.

La evolución de la crisis nos ha afectado a todos, en diferentes medidas, pero a todos. De manera que tuvimos que ordenar prioridades y dejar fuera de casa la ilusionante opción de adoptar.

Hasta que mis hijos renunciaron a su presupuesto para Reyes.

Comenzó entonces un camino precioso del que he aprendido mucho.

Decidí contactar con la protectora a espaldas de los niños, para que todo fuera sorpresa. Como habitualmente miro fotos de gatitos para adoptar, no les sorprendió que les mostrará algunas. Entre ellas, estaba una cachorrita llamada Venus, que encantó a todos.

Manos a la obra. Contacté con la protectora y a esperar. Los días se hacían más largos, varios mails sin respuesta hasta que, por fin, me llaman.

La primera en la frente, Venus ya estaba adoptada. Me ofrecen acercarme a la residencia de la protectora y accedo, aunque sin demasiada convicción.

A pesar de intentar llevarlo todo en secreto, uno de mis hijos se percata del tema ( me pilló gracias a Facebook ) así que nos acompaña a visitar la residencia.

Un largo trayecto, muchos nervios, mucha ilusión contenida...al fin llegamos.

Me impactó mucho lo que ví allí. Un recinto enorme lleno de animales de todas clases. Todo lleno de ladridos. Y los ojos de tantos perritos,ladrando desesperadamente, de pie encaramados a las rejas de sus jaulas. Sus miradas eran más humanas que las de algunas personas que he tenido la desgracia de conocer.

La zona donde habitaban los gatos estaba llena de voluntarios. Les daban malta de uno en uno, les cepillaban pero, sobre todo, les daban cariño. Calculo que podrían tener allí unos treinta gatos cadetes. A diario eran acariciados y achuchados. Impresionante.

Juan y mi hija se enamoraron de un gato muy especial. Era un atigrado precioso que,cada vez que alguien entraba en la jaula, se le subía en el regazo y ronroneaba, abrazaba y acariciaba el a la persona...

Estaba resfriado, nos contaron que cada animal es un mundo y que un gatito como ese, tan necesitado de afecto, bajaba sus defensas y era más fácil que enfermara.

A mí no me convenció del todo, quise ver más.

Nos condujeron a otro lugar, en donde moraban los gatitos más jóvenes, de unos tres meses.

Desolador. Tres gatitas en una jaula de aproximadamente treinta por cincuenta. Eran tres hermanas que habían rescatado con días de vida.

Nos ofrecen cogerlas y se opera el milagro. Sin casi saber como, abren la jaula y veo como una gatita aterriza en el pecho de mi hija, que la abraza. Se miran. La pequeñina parece haber encontrado su lugar natural. Ni se resiste, ni huye, ni se estresa. La mira a los ojos. Mi hija sonríe, juraría que la gata también.

Hecho, esto está hecho, para casa con ella!!!

 

Vuelta a casa con nuestro tesoro, emocionada esperando la reacción de los demás.

Comencé a enamorarme de Cookie cuando la vi caminar por mi salón. Sus escasos meses de vida en una jaula le habían pasado factura. No sabía trepar! Poco a poco ha ido ganando agilidad, hoy ha sido la primera vez que ha logrado subirse al lavabo.

Contábamos con un escollo a superar: la temida analítica. Tras la triste experiencia vivida con Minnie, que tras un mes de adoptarla descubrimos que no era inmune, decidimos respetar a los miembros de la familia que condicionaron la adopción a que la nueva gata no padeciera la enfermedad. De manera que nos trajimos a Cookie a casa en régimen de acogida, a la espera de los resultados. Afortunadamente, se confirmó su inmunidad y respiré tranquila.

No esperaba lo que sucedió más tarde, cuando una de mis hijas comenzó a desarrollar una alergia claramente relacionada con la gatita. Nuevos temores y días de espera a ver que podría pasar.

El tiempo dejó que todo volviera a la normalidad, los síntomas de alergia remitieron y se afianzó la cercanía de la adopción oficial, con papeles, como debe ser. En breve lo haremos.

Cookie es preciosa. Ronronea constantemente. No quiere estar sola, siempre nos busca. Es una comilona impenitente,zampa a todas horas!

Tiene tantos registros vocales que a veces pienso que es un lorito, podría decirse que nos habla.

Es curiosa, como corresponde a su esencia felina, pero también muy prudente.

En realidad es ella la que nos ha adoptado a nosotros. Así lo siento cuando me huele, me lame para atusarme o se mete entre mis piernas.

Lleva poco tiempo con nosotros, sus primeros humanos, y se asusta con facilidad. Entonces, arquea el lomo, colita para abajo y a correr como loca en diagonal! Hasta en eso es graciosa.

Después de la experiencia en la protectora, me encantaría que los escolares hicieran excursiones a estos lugares. Seguro que aprendían el valor de otras cosas, de otros sentimientos. Además, seguro que conociendo el tema directamente,habría más voluntarios, más ayuda para estos seres inocentes, más implicación y difusión.

Espero poder disfrutar de Cookie por muchos,muchos años. Es un bombón.