B. se ha ido.

Cuando alguien se marcha si avisar con sólo 17 años, el dolor que se instala entre los que la quisieron es devastador.

Conocí a B. hace 12 años, como al resto de compañeros de colegio de mi hija. Inmediatamente me llamó la atención, en mi mente era "la niña de azul", por ese color de labios que indicaba que su corazón no la oxigenaba.

Sentía miedo, a cada vuelta del verano la buscaba con la mirada hasta descubrir, alivida, que allí estaba.

Preguntaba a mi hija por ella con frecuencia de modo que me hice una idea aproximada de que hacía una vida bastante normal, todos la trataban como a una más.

No la llegué a tratar mucho, pero para mí fué un privilegio compartir con ella una excursión, hace ya muchos años, a la que fuí para ayudar a la profesora.
Había que caminar mucho, y ella se quedaba bastante rezagada, era muy pequéñita, muy frágil, pero me dió la mano y no paramos de hablar durante todo el camino, mirándonos a los ojos. Y no es la primera vez que rescato ese recuerdo ni será la última.

Hace unos días mi hija vino con su cara de "estoyinmensamentecontenta" a contarme que B. estaba en casa para protegerse de posibles infecciones porque ¡estaba en la lista de transplantes¡¡ Literalmente, saltamos las dos....que ilusa fuí.
No supe ver a tiempo que eso significaba que todas las alarmas se habían disparado, ni tampoco poner en guardia a mi hija.

De modo que hoy, cuando te has ido, B., ha sido un inesperado mazazo para todos. No sé si alguna vez hubieras podido imaginar que tu marcha hubiera supuesto tanto dolor para tantos amigos, compañeros, profesores,Tomateatro en pleno y madres que te seguían de lejos....

Donde quiera que estés, B., un enorme beso.