Este año en casa no va a haber regalos de Reyes. Y no me produce ninguna tristeza, al contrario.
Tras años de bonanza, cuando miró hacia atrás, creo que he sido demasiado materialista, demasiados caprichos, demasiada tecnología, exceso de juguetes. Si, mea culpa.
Y mis hijos me han dado una enorme lección. Siempre les he dicho que he aprendido mucho de ellos y con ellos. Me han vuelto a sorprender.
Están al tanto de las vicisitudes económicas que la crisis nos está proporcionando a todos.
Han decidido invertir su presupuesto para regalos en adoptar a un gatito. Así, sin despeinarse lo más mínimo.
Cada día les admiró y les quiero más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario